Hace cuatro años, la opinión de un sacerdote -concretamente la del director espiritual de la Oración en el Huerto- fue suficiente para que a Gabriel Parodi no le dejaran formar parte de la candidatura de José María Caro a la presidencia de Consejo. No voy a cometer la torpeza de presentar a Parodi al que todo el mundo conoce en el entorno cofrade de Cádiz. La negativa del sacerdote, que no lo conocía en profundidad como para elaborar un informe, fue motivo suficiente para sacarlo de la lista y sus compañeros, con el actual hermano mayor de la Sagrada Cena a la cabeza, decidieron retirar la candidatura. No entro en que sea una razón de peso o no para echarse atrás, cada cual tiene sus motivos y actúa en consecuencia. Hoy, cuatro años después, vuelve a haber elecciones en la Permanente y se presenta la única candidatura que ya salió elegida en 2009 con escasas novedades. En este caso, ya sin tibia oposición que es como puede calificarse el intento de Joaquín Seisdedos de llegar al poder en los anteriores comicios. Paralelamente también se nombraba en estos días al director espiritual del máximo organismo cofrade después de que expirara el tiempo en el cargo de Aquiles López Muñoz. Esa decisión depende muy directamente del Consejo del Prebisterio. Y, celebrada la votación, 14 de los 19 votos van a parar a Pedro Rodríguez Molina, vicario parroquial de la Merced. Sin embargo aún no ha sido nombrado oficialmente ni investido. La opinión de un sacerdote hace cuatro años es más válida que la de 14 ahora. Resulta evidente que alguien no quiere al padre Pedro en Cobos. Eso está claro. Lo de que haya habido presiones no se puede afirmar con rotundidad aunque todo este asunto huele muy mal. Resulta curioso que el recién elegido presidente, ni en el acto de presentación de la candidatura, ni tras resultar electo, se quiera pronunciar al respecto y remita al obispado. En el fondo no hay nada que esperar ni que remitir. Está todo votado. Dudo yo que al que tiene que firmar le parezca bien o mal que sea el padre Pedro porque puede que le conozca tan poco como el párroco de San Severiano conocía en su día a Parodi. Otra cosa es que alguien le haya contado una milonga que, aunque sea verdad o mentira, vulnera las reglas del juego. También es curioso que a alguien le preocupe tanto en estos momentos quién pueda ser el director espiritual del Consejo cuando hay veces que se ha mirado para otro lado. Baste con citar el “numerito” de López Muñoz con José Manuel Romo el día de la presentación del Vía-Lucis de Jerez en Cádiz donde el mundo cofrade gaditano quedó a la altura del betún por el protagonismo del cura al que nadie le dijo nada. Al menos en público. Historias como éstas hacen mucho daño a este mundo. Bastante tienen ya los cofrades con aguantar la mofa en otros sectores cómo para evidenciar que en su entorno también hay “dedocracia”. En fin, puede que mi opinión no valga nada como la de 14 sacerdotes. Está claro que depende de quien opine y de quién lo interprete.